Posiblemente este comentario lo estén leyendo miles de personas, ahora mismo, que tengan por cierto opiniones bien diferentes de la cuestión en si. Me piden respeto, pero ellos, no lo hacen hacia nosotros, me piden compartir el suelo que piso con una serie de personas, que quieren, hacernos infelices hasta límites insospechados después de tamaña salvajada por parte de estos tipos.
Me llegaron al alma, las lágrimas, de un desolado Serafín Marin, para fiesta de aquellos, que dudo yo, que sepan que es eso de levantarse a las siete de la mañana para emprender una jornada laboral.
Me duele que se hayan desoído, las voluntades, de los mas de 18 millones que amamos esta fiesta y que la hemos hecho muy nuestra.
Por todo, dar mi apoyo, a aquellos que sufren, en estos momentos las consecuencias de esa injusticia y decirles desde aquí que han ganado un aliado en esta guerra que divide a nuestra España, pidiéndoles tranquilidad a todos, porque como dijo aquel dicho a cada cerdo le llega su San Martín.
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